"¡pero eso sí! y en esto soy irreductible no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar."

viernes, 31 de mayo de 2013

Junio.

Esto ya lo he repetido un montón de veces: estamos a la mitad del año y yo siento que vivo en marzo. Es algo desesperante despertarme y no tener consciencia de cómo pasan los días, y las semanas, y los meses, y mi madre que da vuelta la página del almanaque. Un paisaje distinto.
Me mata en el sentido de que no he hecho nada productivo, mis amigos cumplen años y así pasamos, de festejos y reuniones chotas que inventamos para mantenernos juntos, y consolarnos sobre lo imperceptible que es a veces el tiempo. 
Me levanto, desayuno, me cepillo los dientes, me abrigo y salgo a la parada. Después de cuatro horas vuelvo, y así. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, y algunos sábados de mala suerte.
Hay días que soy un robot, otros ando más blandita y paso todo un viaje contando cuánto demora el ómnibus en recorrer un kilómetro. Por lo general, 30 segundos. 
Quiero ser algo más que sentir frío o despertar una pierna dormida. Dos por tres me cruzo pedazos de gentes que andan igual que yo, sin tener mucha idea del misterioso tiempo que corre rapidísimo, perdidos en asuntos que no interesan y preguntándose por qué siempre dejan las cosas para último momento. Violetas, grises, azules, así se identifican esas personas.
Pero no obstante, un día como cualquier otro, vamos caminando y justo escuchamos esa canción que nos parte los ojos, o recibimos un mensaje con abrazos, o de repente, el del kiosco al que le compras chicles día por medio te devuelve un billete que ya tuviste en la mano, y que curiosamente lo rayaste con tu nombre pensando en dónde iría a parar después de intercambiarlo por algún producto. Ahí aparece el crack, lo que nos parte al medio y nos levanta, lo que nos hace mirar más el cielo y enfocar la vista en el grafiti colorido que nunca vimos. Algo que se quiebra. Me mueve. Y lo agradezco con una sonrisa de cabeza gacha, porque en ese momento siento más cosas que frío o una pierna dormida.